miércoles, 20 de enero de 2010

Para vos

Debería castigarte por tus promesas incumplidas, golpearte con el látigo de mi indiferencia, pero la verdad te extraño, y seria insensato negarme semejante placer, porque no solo el cuerpo se place, no solo en la carne sentimos dicha y ese fue siempre el caso –nuestro caso.
Si nos comparamos con amantes –que nunca fue el caso- nuestro coito no era llevado a cabo en privado, no era lento, ni sencillo, éramos -¡que buenos tiempos!- exhibicionistas descarados, de besos rápidos y caricias explosivas. En nuestro encuentro, los besos eran preguntas y las caricias respuestas, en ocasiones tu me besabas, mientras yo trataba de acariciarte, otras veces solo habían besos y ninguna caricia, estas eran a veces torpes –aunque siempre divertidas- mientras que los besos fueron y aun son certeros.
Hemos dejado en evidencia, querido, la dificultad de las caricias, un beso aceptable y hasta un buen beso se encuentran a veces al descuido, pero que difíciles son las caricias…
Ven a besarme otra vez con palabras, a cambio te ofreceré mi mejor caricia, veamos que nos ha hecho el tiempo…

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